16º Marcha del Silencio.
Una multitudinaria Marcha del Silencio, de las de mayor convocatoria en los 16 años que se llevan realizadas, se desarrolló en la noche de este viernes en el Centro de Montevideo.
La concentración, convocada anualmente por la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos cada 20 de mayo, comenzó en la tarde de este viernes desde la Plaza de los Desparecidos, en Jackson y Rivera.
Más de ocho cuadras plagadas de personas de un lado a otro de las veredas de 18 de julio marcan un muy marco de público masivo, en una edición de este año que está ineludiblemente marcada por la votación de la madrugada en Diputados, donde fracasó el texto interpretativo que buscaba anular la Ley de Caducidad.
La larga columna tomó 18 de julio a la altura de Fernández. Al llegar al cruce con Ejido, se paró y se empezó a leer los nombres de los detenidos desaparecidos, seguido de un “presente” por cada uno. Luego la convocatoria seguirá su camino hasta la Plaza Cagancha.
Al llegar a la Plaza se pasó a cantar el himno nacional, al que siguió un estruendoso aplauso.
El iniciar la marcha, Santiago López Burgos, miembro de la organización de Familiares, había expresado a Canal 4 que el fracaso del proyecto de anulación significa “un golpe bajo”, pero que no cambiará la lucha de la organización: “Esto es una lucha a largo plazo. La primera causa judicial fue en Argentina el año 83, y desde ahí hemos tenido muchas marcha atrás y adelante. Lo de ayer es un simple golpe debajo del cinturón, no afecta las ganas de pelear contra la impunidad. Es la parte legal, una partecita más. Lucharemos contra la impunidad sea como sea”.
De la manifestación participaron varios integrantes del Frente Amplio. Entre otros, se destaca la presencia del senador del Nuevo Espacio Rafael Michelini y del presidente del FA, Jorge Brovetto.
Marcha del Silencio. |
Fuente: Observa
Este viernes, la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos realizó una nueva Marcha del Silencio, en reclamo de "Verdad y Justicia: juicio y castigo a los culpables", al cumplirse 35 años del asesinato de Héctor Gutiérrez Ruiz, Zelmar Michelini, William Whitelaw y Rosario Barredo en Buenos Aires.
La marcha partió a las 19 horas de la esquina de Rivera y Jackson, donde se encuentra la Plaza de los Deparecidos y culminó en la Plaza Cagancha, donde se cantó el himno nacional y se leyeron los nombres de todos los desaparecidos durante la dictadura.
Este año, el "presente" después de cada nombre sonó fuerte: había unas diez cuadras de manifestantes, construyendo una de las marchas más concurridas de los últimos años.
También se expusieron las consignas de las marchas de los últimos años, que daban cuenta del itinerario que llevó Familiares durante estos 16 años. Hace once años-tres meses antes de que comenzara a funcionar la Comisión para la paz- la consigna fue: "¿Dónde están? la verdad es posible y necesaria".
Al terminar, las conversaciones entre los manifestantes tenía el tema central de la conducta del Parlamento ante el proyecto Interpretativo, la decisión del diputado Semproni y del Frente Amplio como organización.
Consultado por Montevideo Portal, el diputado frenteamplista Felipe Michelini dijo que la marcha "demuestra la sensibilidad del pueblo uruguayo en la búsqueda de la verdad, memoria y Justicia y que independientemente del traspié de la madrugada de este 20 de mayo vamos a seguir buscando los caminos para que se pueda dar a los familiares acceso a la Justicia, independencia del Poder Judicial y nunca más".
Michelini sostuvo que el debate de la Cámara Baja "tuvo aristas interesantes" dado que se interpeló la Ley de Caducidad a la que calificó como "la línea legal de la impunidad en Uruguay". "Nos faltó muy poco para erradicarla pero seguiremos trabajando para hacerlo".
Entre los presentes se encontraba varios dirigentes políticos, como José Bayardi, Enrique Rubio, Ernesto Agazzi, Mariano Arana, Jorge Brovetto, Eduardo Lorier, Oscar Groba, Pablo Anzalone, Jorge "chileno" Rodríguez, Luis Puig, Hyara Rodríguez, y el ministro Héctor Lescano.
Antes de la marcha, el dirigente de la organización Oscar Urtazum dijo a Montevideo Portal que se debe "apartar la marcha de las malas compañías" en referencia a las "idas y vueltas" del Parlamento. Para Urtazum, el resultado de la votación de este jueves se debió a que "la derecha trabajó mejor, mientras la izquierda se embarulló y metió la pata".
Al finalizar la votación en Diputados, pudo escucharse desde las barras el grito "traidores" dirigido a los legisladores. El representante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos no está de acuerdo con el calificativo, porque según él "nunca tuvimos confianza en la clase política, por lo que no nos sentimos traicionados". Urtazum agregó que "la clase política y la Justicia son los responsables de que tengamos esa inmunda ley".
Una de las principales consignas de la Marcha del Silencio es que "la Verdad y la Justicia son responsabilidad del Estado". Urtazum sostuvo que es el Estado el que debe hacerse cargo del tema, porque "no podemos estar rogando que se sepa la verdad".
Ante la posibilidad de que el presidente José Mujica participe de la Marcha del Silencio, como sucedió otros años, Urtazum dijo que "espera, por el bien de la marcha, que la gente no quiera pedirle explicaciones al presidente".
Urtazum no descartó la alternativa de derogar la Ley de Caducidad, aunque planteó sus dudas al respecto: "nosotros no somos juristas, por eso lo único que pedimos es que lo que se haga no sea peor que lo que hay". Reconoció también que desde Familiares son concientes de sus pedidos no se agotan eliminando la ley, porque "hay muchos impunes que están fuera de la Caducidad".
El dirigente dijo que "todos tienen su día para conmemorar", y agregó que "ya tuvimos los mentirosos doscientos años del Ejército", tocándole el turno ahora a los familiares de desaparecidos.
Un mayo difícil
Matilde Rodríguez, viuda de Héctor Gutiérrez Ruiz, dijo a Montevideo Portal "que el mes de mayo es un mes un poco tenso y difícil para nuestra familia. El día 20 siempre es importante, y ahora además estuvo rodeado de toda una discusión política sobre el tema de la Ley de Caducidad y se hizo más complicado y tenso. No es una etapa fácil. Hoy vamos a ir con un grupo de amigos al cementerio y es todo lo que vamos a hacer".
"Los homenajes se hacen igual. Con el mismo espíritu de recordar a los que fallecieron y tomar su ejemplo. La Marcha del Silencio ya está instalada. Es una fecha elegida por la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Siempre es sumamente numerosa y emotiva. Es una instancia de mucha importancia en nuestro país", consideró Rodríguez.
Parlamento y marcha
Esta nueva edición de la Marcha del Silencio, se realiza el día después que el proyecto interpretativo sobre la Ley de Caducidad, no fuese aprobada en la Cámara de Diputados. El Frente Amplio no logró la mayoría necesaria al no contar con el voto del diputado oficialista, Víctor Semproni, quien se retiró de sala a la hora de emitir su voto.
Consultada sobre la jornada de ayer, Matilde Rodríguez consideró que el resultado fue "previsible".
"Fue un proyecto que no convencía a muchos, ni siquiera dentro del Frente Amplio. Muchos legisladores que lo votaron demostraron que no estaban de acuerdo. Sobre todo era levantar una expectativa que no se iba a poder cumplir, porque aún saliendo afirmativo no íbamos a mejorar mucho en el tema de las investigaciones. Por el contrario, iba a haber una cantidad de recursos interpuestos que iban a entorpecer el funcionamiento de la Justicia".
A juicio de Rodríguez, la votación de ayer no es "un punto" final a la discusión sobre la Ley de Caducidad. "El país va a ir buscando su manera de salir definitivamente de esta situación y buscando lo que el propio presidente José Mujica dijo el 18 de mayo: un camino hacia la reconciliación. Pero eso es de los dos lados. Creo que los militares tendrían que dar su paso en cuanto a información y demás".
Marcha del Silencio. |
Fuente: Montevideo Portal
Imagenes de la 16ª Marcha del Silencio.
Fuente: Observa
Informe de Canal 10.
Fuente: Canal 10
La Vereda de Enfrente-Veronika Engler.
Sentir dolor no es lo mismo que sentir odio, odiar es desaparecer y torturar, odiar es jugar con los sentimientos de los familiares de los desaparecidos, odiar es negar al pueblo el derecho de obtener justicia y conocer la verdad. Odiar es considerar que un criminal, por ser militar y delinquir con uniforme, es menos culpable que cualquier otro delincuente.
El tema de la anulación de la Ley de Caducidad es tortuoso, se manipuló a la militancia, al pueblo, se intenta confundir a la todos. Les faltan el respeto a los familiares, intentan opacar la memoria de nuestros muertos y minimizar su importancia. Muchas personas se preguntan azoradas qué es lo que pasa con algunos políticos, no es nada nuevo ni distinto a lo que pasaba antes de las elecciones, son los que sustentan la impunidad, se autodefinían de izquierda y sin embargo se proyectan con ganada confianza hacia una meta trazada hace tiempo. Hacen todo para engañar y confundir. Hoy vuelven a hablar de derogación dejando en manifiesto el deseo de otorgar un perdón que nos les corresponde adjudicar. Nada nuevo bajo el sol.
Convertidos en la antítesis de lo que pregonaban, transformados en la vergüenza decadente de su propia sombra, no me sorprenden, simplemente me indignan. Salpican su historia y la ajena, dando lugar a que tipos como Haberkorn se deleiten y hagan circo de la boca de un personaje como Agosto.
En dichos del presidente, los términos y definiciones se mezclan en una suerte de trabalengua que desvirtúa el sentido de lo fundamental. Al reclamo por Verdad y Justicia, lo nombra odio, al dolor lo llama deseo de revancha, venganza. No importaría tanto si la mentira saliera de otras bocas, pero sale de esas voces que en un tiempo gritaron las mismas consignas y las corearon con quienes hoy nos faltan, todos caminaron el mismo sendero hacia un ideal de patria más grande, más justa, mejor repartida. Que mal cotiza la verdad hoy en día.
Ayer fuimos con Jorge a Las Piedras a acompañar a madres y familiares, sentimos el grito mudo que cargan sobre sus espaldas desde hace años. Cuando tome una de las fotografías de la pila de viejos retratos, no puede evitar pensar en el viaje de esas almas, muertos sin muerte, sin fecha, con la historia trunca, condenados a peregrinar por el camino que sus seres queridos se ven obligados a recorrer sin descanso. Ellos piden desde el silencio el merecido reposo, la paz de quienes los han alzado con tanta dignidad durante infinitas marchas y recorridos. Hacen suyo el dolor de todos y tornan en evidencia la vergüenza enorme que deberían sentir quienes voltean la cara para no verlos, para enterrarlos en el olvido.
¿Por qué es tan difícil comprender que esos seres luminosos que todavía son ausencia, no van a dejar que descansemos hasta ponerle voz a la verdad que les arrebató la vida, dando claridad a esa triste historia de todos?.
Un macabra pantomima, doscientos años del ejército. Frente a los militares sus víctimas, a su lado los mal arrepentidos del género de los ex y también los entes blanquicolorados de la especie sin escrúpulos. Mucha historia adornada de festejos, de paso de ganso y ridículos uniformes. También se festejaba la impunidad que cubre los atroces crímenes y asesinatos cometidos por ellos, las violaciones, la tortura, la dictadura, la memoria oculta y disfrazada, se festejaba la vergüenza de todo un pueblo.
De un lado el ostentoso palco oficial, en la vereda del frente, detrás de una reja, una cárcel repleta de retratos e interrogantes, a nuestro lado compañeras y compañeros que nunca se darán por vencidos, las madres, los hijos y ese dolor al que Mujica llamar odio.
Que sensación ambigua ver desde nuestro retiro a aquellos que una vez parecieron estar del mismo lado, verlos compartir arrumacos con políticos de derecha y militares. La distancia que nos separa es mucho mayor que los metros que hay de acera a acera. Rostros de doble faz y caras con antifaces, tan cómodos, tan a gusto, se mezclaban en demagógicos saludos, invirtiendo simpatía en futuros votos, calculando oportunidades. Detrás de la valla enrejada, aquellos que una vez compartieron la misma lucha los miraban en mudo interrogante de papel y madera, sostenidos por nuestras manos, nuestro aliento y nuestra esperanza.
Me pregunto que se siente cuando los muertos de tu pasado, aquellos que codo a codo pelearon ideas y valores en la misma lucha, te interrogan desde el otro lado del desfile, de la calle, de su propia muerte, me pregunto quienes son los que realmente siguen vivos. Qué principios, si los hubo, permutaron para que la mejor opción fuera evitar mirar los rostros mudos, pero con nombres?. El sol encandila, también las medallas, es mejor colocar a nuestros hermanos y hermanas en un lugar insignificante del olvido, muy lejos del poder para que no lo opaquen, para que no estropeen ese cuarto de hora que les va a ceder un sitio gris en algún libro de historia. Cárcel, tortura, ellos lo vivieron; el presidente, la excelentísima primera dama que aplaudía con entusiasmo el desfile militar mientras marcaba casi sin darse cuenta el ritmo de las marchas con la cabeza y se ponía de pie al igual que su consorte y el resto del palco cada vez que desfilaba frente a ellos una nueva compañía. Todo el Plan Cóndor desfiló por delante de Bonomi, de Rosadilla, de Pérez Vinisky, Brescia y de tantos otros. Nosotros no aplaudíamos, tampoco lo hacían nuestros muertos.
Se olvidaron de los años en que los acompañamos en su peregrinar por las cárceles y de la gente que no perdió la esperanza y luchó hasta verlos caminar libres. ¿Cuándo cambiaron de acera para coquetear con sus verdugos y mirarnos desde la vereda de enfrente?. ¿Cuándo dejaron de llevar la cuenta de las compañeras y compañeros muertos para contabilizar votos?. ¿Cómo hacen para olvidar esos rostros, esas vidas con sus muertes, las sonrisas que alguna vez compartieron con ellos?
Lacalle, el hombre que dijo que en Uruguay había una docena de desaparecidos, sonreía y saludaba en el mismo palco sin haber aprendido aún a contar. Sanguinetti, Batlle, Rosales junto a Vázquez y Astori, todos ignorando la historia, ignorando a las madres, a los hijos y hijas, a las familias, el inmenso dolor casi palpable que se conjugaba en el silencio. Seguramente pensaron en el inconveniente de que las fotografías de tan pomposo desfile se estropearan con ese fondo tan poco pintoresco y adecuado para el momento histórico de la reconciliación, tan fuera de lugar, como un soplo del pasado que estorba, apenas un hálito tibio.
El comodín que jugaron para evitar que saliera la aprobación de la ley interpretativa se llama Semproni, un hombre insignificante al que le tocó protagonizar una jugada crucial, un hombre que no vendió su dignidad ahora porque lo hizo hace tiempo. Dicen en la radio que Mujica no niega la posibilidad de ir a la marcha del silencio, espero que no lo haga, el camino que eligió es el de los desfiles, no se debe ignorar un día a las madres y dos días después marchar junto a ellas, no lo deberíamos permitir, ¿dónde pasa el límite del disparate?
Todos los desaparecidos y todos nuestros muertos conforman una constelación de preguntas que buscan respuestas en la horrenda impunidad, respuestas que permitan a unos descansar en paz y a otros encarar la vida con nueva fuerza para creer en el futuro.
No importa cuánto nos quieran engañar, nunca vamos a cambiar de acera, seguiremos por la senda que conduce a la verdad y a la justicia a pesar de ustedes.
El tema de la anulación de la Ley de Caducidad es tortuoso, se manipuló a la militancia, al pueblo, se intenta confundir a la todos. Les faltan el respeto a los familiares, intentan opacar la memoria de nuestros muertos y minimizar su importancia. Muchas personas se preguntan azoradas qué es lo que pasa con algunos políticos, no es nada nuevo ni distinto a lo que pasaba antes de las elecciones, son los que sustentan la impunidad, se autodefinían de izquierda y sin embargo se proyectan con ganada confianza hacia una meta trazada hace tiempo. Hacen todo para engañar y confundir. Hoy vuelven a hablar de derogación dejando en manifiesto el deseo de otorgar un perdón que nos les corresponde adjudicar. Nada nuevo bajo el sol.
Convertidos en la antítesis de lo que pregonaban, transformados en la vergüenza decadente de su propia sombra, no me sorprenden, simplemente me indignan. Salpican su historia y la ajena, dando lugar a que tipos como Haberkorn se deleiten y hagan circo de la boca de un personaje como Agosto.
En dichos del presidente, los términos y definiciones se mezclan en una suerte de trabalengua que desvirtúa el sentido de lo fundamental. Al reclamo por Verdad y Justicia, lo nombra odio, al dolor lo llama deseo de revancha, venganza. No importaría tanto si la mentira saliera de otras bocas, pero sale de esas voces que en un tiempo gritaron las mismas consignas y las corearon con quienes hoy nos faltan, todos caminaron el mismo sendero hacia un ideal de patria más grande, más justa, mejor repartida. Que mal cotiza la verdad hoy en día.
Ayer fuimos con Jorge a Las Piedras a acompañar a madres y familiares, sentimos el grito mudo que cargan sobre sus espaldas desde hace años. Cuando tome una de las fotografías de la pila de viejos retratos, no puede evitar pensar en el viaje de esas almas, muertos sin muerte, sin fecha, con la historia trunca, condenados a peregrinar por el camino que sus seres queridos se ven obligados a recorrer sin descanso. Ellos piden desde el silencio el merecido reposo, la paz de quienes los han alzado con tanta dignidad durante infinitas marchas y recorridos. Hacen suyo el dolor de todos y tornan en evidencia la vergüenza enorme que deberían sentir quienes voltean la cara para no verlos, para enterrarlos en el olvido.
¿Por qué es tan difícil comprender que esos seres luminosos que todavía son ausencia, no van a dejar que descansemos hasta ponerle voz a la verdad que les arrebató la vida, dando claridad a esa triste historia de todos?.
Un macabra pantomima, doscientos años del ejército. Frente a los militares sus víctimas, a su lado los mal arrepentidos del género de los ex y también los entes blanquicolorados de la especie sin escrúpulos. Mucha historia adornada de festejos, de paso de ganso y ridículos uniformes. También se festejaba la impunidad que cubre los atroces crímenes y asesinatos cometidos por ellos, las violaciones, la tortura, la dictadura, la memoria oculta y disfrazada, se festejaba la vergüenza de todo un pueblo.
De un lado el ostentoso palco oficial, en la vereda del frente, detrás de una reja, una cárcel repleta de retratos e interrogantes, a nuestro lado compañeras y compañeros que nunca se darán por vencidos, las madres, los hijos y ese dolor al que Mujica llamar odio.
Que sensación ambigua ver desde nuestro retiro a aquellos que una vez parecieron estar del mismo lado, verlos compartir arrumacos con políticos de derecha y militares. La distancia que nos separa es mucho mayor que los metros que hay de acera a acera. Rostros de doble faz y caras con antifaces, tan cómodos, tan a gusto, se mezclaban en demagógicos saludos, invirtiendo simpatía en futuros votos, calculando oportunidades. Detrás de la valla enrejada, aquellos que una vez compartieron la misma lucha los miraban en mudo interrogante de papel y madera, sostenidos por nuestras manos, nuestro aliento y nuestra esperanza.
Me pregunto que se siente cuando los muertos de tu pasado, aquellos que codo a codo pelearon ideas y valores en la misma lucha, te interrogan desde el otro lado del desfile, de la calle, de su propia muerte, me pregunto quienes son los que realmente siguen vivos. Qué principios, si los hubo, permutaron para que la mejor opción fuera evitar mirar los rostros mudos, pero con nombres?. El sol encandila, también las medallas, es mejor colocar a nuestros hermanos y hermanas en un lugar insignificante del olvido, muy lejos del poder para que no lo opaquen, para que no estropeen ese cuarto de hora que les va a ceder un sitio gris en algún libro de historia. Cárcel, tortura, ellos lo vivieron; el presidente, la excelentísima primera dama que aplaudía con entusiasmo el desfile militar mientras marcaba casi sin darse cuenta el ritmo de las marchas con la cabeza y se ponía de pie al igual que su consorte y el resto del palco cada vez que desfilaba frente a ellos una nueva compañía. Todo el Plan Cóndor desfiló por delante de Bonomi, de Rosadilla, de Pérez Vinisky, Brescia y de tantos otros. Nosotros no aplaudíamos, tampoco lo hacían nuestros muertos.
Se olvidaron de los años en que los acompañamos en su peregrinar por las cárceles y de la gente que no perdió la esperanza y luchó hasta verlos caminar libres. ¿Cuándo cambiaron de acera para coquetear con sus verdugos y mirarnos desde la vereda de enfrente?. ¿Cuándo dejaron de llevar la cuenta de las compañeras y compañeros muertos para contabilizar votos?. ¿Cómo hacen para olvidar esos rostros, esas vidas con sus muertes, las sonrisas que alguna vez compartieron con ellos?
Lacalle, el hombre que dijo que en Uruguay había una docena de desaparecidos, sonreía y saludaba en el mismo palco sin haber aprendido aún a contar. Sanguinetti, Batlle, Rosales junto a Vázquez y Astori, todos ignorando la historia, ignorando a las madres, a los hijos y hijas, a las familias, el inmenso dolor casi palpable que se conjugaba en el silencio. Seguramente pensaron en el inconveniente de que las fotografías de tan pomposo desfile se estropearan con ese fondo tan poco pintoresco y adecuado para el momento histórico de la reconciliación, tan fuera de lugar, como un soplo del pasado que estorba, apenas un hálito tibio.
El comodín que jugaron para evitar que saliera la aprobación de la ley interpretativa se llama Semproni, un hombre insignificante al que le tocó protagonizar una jugada crucial, un hombre que no vendió su dignidad ahora porque lo hizo hace tiempo. Dicen en la radio que Mujica no niega la posibilidad de ir a la marcha del silencio, espero que no lo haga, el camino que eligió es el de los desfiles, no se debe ignorar un día a las madres y dos días después marchar junto a ellas, no lo deberíamos permitir, ¿dónde pasa el límite del disparate?
Todos los desaparecidos y todos nuestros muertos conforman una constelación de preguntas que buscan respuestas en la horrenda impunidad, respuestas que permitan a unos descansar en paz y a otros encarar la vida con nueva fuerza para creer en el futuro.
No importa cuánto nos quieran engañar, nunca vamos a cambiar de acera, seguiremos por la senda que conduce a la verdad y a la justicia a pesar de ustedes.
20-05.2011
Fuente: Web de Veronika Enlger
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