EL GRUPO de Inversiones Suramericana de Colombia adquirió el 100% del paquete accionario de Afinidad AFAP, informaron el pasado martes 26 varios medios de prensa de nuestro país y la región. La compra de la empresa que pertenece al banco holandés ING Group es parte de un paquete en el que el grupo colombiano Grupo- Sura, compró al holandés en América Latina . Los colombianos adquieren así las operaciones que ING Group desarrollaba en pensiones, seguros y fondos de inversión en países como Chile, México, Perú, Uruguay y Colombia. Quién es el Grupo de Inversiones Suramericana, es una compañía holding, listada en la Bolsa de Valores de Colombia e inscrita en el programa ADRs – Nivel I en Estados Unidos. Cuenta con un portafolio de inversiones agrupado en dos grandes segmentos: el primero, denominado Inversiones Estratégicas, integra los sectores de servicios financieros, seguros y seguridad social, así como los de servicios complementarios.
El segundo segmento, denominado Inversiones de Portafolio, agrupa fundamentalmente los sectores de alimentos, y cementos y energía.
Para que los trabajadores que tienen sus ahorros en Afinidad puedan conocer mejor el nuevo dueño de la AFAPS, le damos algunos datos de los principales de la firma:
La junta directiva está integrando por 5 miembros entre ellos: José Alberto Vélez Cadavid – Presidente de la Junta Directiva Ingeniero Administrador de la Universidad Nacional etc.. Fue Concejal de la ciudad de Medellín y Asistente del Gobernador del departamento de Antioquia. Se desempeñó como Presidente de Suramericana (anteriormente Inversura) y actualmente es el Presidente de las compañías Inversiones Argos y Cementos Argos.
Pertenece a las Juntas Directivas de Bancolombia, Grupo Nutresa, Compañía Colombiana de Inversiones y Calcetines Crystal.
Forma parte de los consejos de administración de la Fundación para el Progreso de Antioquia – Proantioquia, Codesarrollo, Fundación Suramericana, Fundación Fraternidad Medellín y Consejo Privado de Competitividad. Es el Presidente del Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (Cecodes) y miembro de la America’s Society - Council of The Americas, con sede en Nueva York Armando Montenegro – Miembro independiente, Ingeniero, Fue miembro de varias juntas directivas (Ecopetrol, Grupo Aval, Éxito, entre otras). Columnista de El Espectador.
Entre 1990 y 1994 fue Director del Departamento de Planeación Nacional. Director Ejecutivo Alterno del Banco Mundial entre 1994 y finales de 1995. Director de Asociación Nacional de Instituciones Financieras – ANIF entre 1996 y 2001. Director Gerente de Rothschild en Colombia, 2001-2004.
Desde entonces es socio y Director Gerente de Ágora, una banca de inversión. Jaime Bermúdez Merizalde - Miembro independiente Es abogado de la Universidad de lo Andes y Ph.D. en Ciencia Política de la Universidad de Oxford (Inglaterra), especializado en opinión pública. Fue asesor de la Presidencia de la República (1991-1993) y asesor del Ministro de Relaciones Exteriores (1993- 1994). Fue observador de la Naciones Unidas en las elecciones presidenciales de 1994 en Sudáfrica. En 1996 fue director ejecutivo del Consorcio Iberoamericano de Investigaciones de Mercado, CIMA, (…) Fue asesor de comunicaciones de la campaña de Álvaro Uribe Vélez para las elecciones de 2002. Posteriormente se desempeñó como consejero de comunicaciones de la Presidencia de la República en el primer gobierno Uribe. Entre 2003 y 2006 fue miembro de la junta de Proexport. Designado embajador de Colombia en Argentina entre 2006 y 2008. Canciller de Colombia 2008 – 2010. Actualmente es Presidente del banco de inversión MBA – Lazard en Colombia. Tambien hay 4 directivos unpresidentes y 3 vicepresidentes entre ellos, Andrés Bernal Correa – Vicepresidente de Inversiones y Financiero,Administrador de Negocios de la Universidad EAFIT, etc, Se desempeñó como Gerente de Proyectos, Gerente de Finanzas Corporativas y Gerente de Inversiones en Corfinsura. Pertenece a las juntas directivas de Suramericana, Protección, Cementos Argos, Confecciones Colombia y Holding Concorde. Adicionalmente, es invitado especial en la junta directiva de Enlace Operativo.
Pertenece a los comités de riesgos de Valores Bancolombia y Protección, a los comités de auditoría de Protección y Suramericana y al comité de inversiones de Progresa Capital. Forma parte también del comité financiero de la Federación Antioqueña de ONG y de los comités directivos del Centro Formativo de Antioquia (CEFA) y del Centro de Fe y Culturas de Medellín. También es mentor de Endeavor Colombia.
Fuente: Diario La Juventud
Los Problemas que Nos Dejan los Privados.
El senador Carlos Moreira convocó hace un par de meses al ministro para que diera explicaciones sobre el tema. La cita se concretó el miércoles próximo.
El legislador sostuvo que el último balance indica nuevas pérdidas al 30 de junio.
Quiere saber que ocurrió con el negocio de Aerovip y confirmó que Pluna Ente Autónomo le reclamó vía judicial 1.800.000 dólares al consorcio privado por el frustrado acuerdo.
Moreira sostuvo que este acuerdo “fue oscuro” y reclamará respuestas claras.
El legislador sostuvo que el último balance indica nuevas pérdidas al 30 de junio.
Quiere saber que ocurrió con el negocio de Aerovip y confirmó que Pluna Ente Autónomo le reclamó vía judicial 1.800.000 dólares al consorcio privado por el frustrado acuerdo.
Moreira sostuvo que este acuerdo “fue oscuro” y reclamará respuestas claras.
“Lo que hicieron con una empresa argentina absolutamente quebrada en la cual volaron en la malla de vuelos de Pluna 1600 vuelos. La frecuencia Montevideo-Buenos Aires y Punta del Este-Buenos Aires. El puente aéreo donde Pluna obtiene los mejores beneficios, negocio absolutamente incomprensible volando con un avión de Pluna, con todos los servicios de Pluna, el servicio de venta de Pluna de abordo, todo Pluna. Los beneficios fueron mayoritariamente para unas empresas colaterales que se crearon que son propiedad de los socios mayoritarios de Pluna Sociedad Anónima, un negocio que no alcanzamos a comprender, por el cual además por el cual se pagó una comisión, algo así como 1.850.000 dólares de comisión -que tampoco alcanzamos a comprender– y que según tengo entendido, el Directorio de Pluna Ente Autónomo –los representantes del Estado de la sociedad uruguaya- le han intimado judicialmente la devolución porque yo tuve acceso a algunos informes jurídicos que decían que nunca debieron haber cobrado”, estableció Moreira.
También agregó que espera que el ministro concurra con respuestas y aclare sobre la compra de más aviones, aumentando el endeudamiento donde el Estado es responsable y por qué en el último balance figuran contrataciones de personal “clave” por montos mensuales que superan los 2 millones de dólares.
“Quiero ver un poco las características y los números finales porque se siguen adquiriendo aviones, todos a crédito y el pasivo de esta compañía hoy debe andar en los 300 millones de dólares, estamos hablando de muchísima plata, y el Estado uruguayo es garante por más de la mitad de ese monto. Tenemos ahí una responsabilidad del Estado, estipulable apenas el 25% del capital accionario y responde por lo menos por 200 millones de dólares a esta altura del campeonato, un negocio que resulta incomprensible”, indicó Moreira.
También agregó que espera que el ministro concurra con respuestas y aclare sobre la compra de más aviones, aumentando el endeudamiento donde el Estado es responsable y por qué en el último balance figuran contrataciones de personal “clave” por montos mensuales que superan los 2 millones de dólares.
“Quiero ver un poco las características y los números finales porque se siguen adquiriendo aviones, todos a crédito y el pasivo de esta compañía hoy debe andar en los 300 millones de dólares, estamos hablando de muchísima plata, y el Estado uruguayo es garante por más de la mitad de ese monto. Tenemos ahí una responsabilidad del Estado, estipulable apenas el 25% del capital accionario y responde por lo menos por 200 millones de dólares a esta altura del campeonato, un negocio que resulta incomprensible”, indicó Moreira.
Fuente: El Espectador
Los DiezMilPesistas.
Cobrar $ 10 mil y llegar a fin de mes es una prueba de supervivencia que realiza la mitad de la población económicamente activa del país: más de 800 mil trabajadores. Esta es una de las caras del crecimiento económico. Mientras que la economía uruguaya creció 8,5% durante 2010 –a tasas chinas, dicen algunos–, lo que permitió la creación de 13 mil puestos de trabajo y la salida de la pobreza de 75 mil personas, los hoy llamados “diezmilpesistas” (cajeras, guardias de seguridad, empleadas domésticas, peones rurales, entre muchos oficios) sobreviven muy cerca de la línea de pobreza, sin protección social y con una débil inserción en el mercado de trabajo. No son pobres mientras dure el tiempo de bonanza, pero una virazón los puede regresar al principio.
“Frente a un shock económico, estas personas con poca acumulación de capital humano, probablemente, caen en situación de pobreza”, dijo Verónica Amarante, investigadora del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República.
En el límite
El grupo de los diezmilpesistas está conformado por 813 mil trabajadores, según cálculos proporcionados a El Observador por el economista Hugo Bai, integrante del Instituto Cuesta Duarte. Son aquellos que cobran $ 10 mil líquidos o menos por mes de acuerdo al salario valor hora. “Es gente que está muy cerca de la frontera. Ante un cambio de las condiciones es, hoy por hoy, la población más vulnerable”, señaló Bai. Esa frontera no es más que la línea de pobreza establecida por el INE en $ 7.123,84 para Montevideo y $ 4.818,94 para el resto del país urbano. Estadísticamente no son pobres, pero apenas les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
“Vulnerables a la pobreza” es el término que maneja el director de Políticas Sociales del Ministerio de Desarrollo (Mides), Andrés Scagliola, para identificar a quienes están en el segundo o tercer decil de ingreso –el 86% de los diezmilpesistas se concentra en esos sectores bajos– y que hacia 2003 formaban parte de los casi 30% de hogares pobres que levantaron cabeza al mismo tiempo que lo hizo el empleo y el salario mínimo nacional ($ 6.000 en el presente). Sin embargo, pueden haber salido de la pobreza por una puerta giratoria que amenaza conducirlos al mismo lado. “No tienen la vida resuelta por haber pasado la línea de pobreza”, asentó.
El universo de los diezmilpesistas comprende distintas realidades: desde el estudiante universitario en su primera experiencia laboral que cobra $ 7.300 por seis horas en un call center, hasta una jefa de hogar que cobra $ 7.500 por ser cajera en un supermercado con solo un día libre y sin feriados. Viven riesgos diferentes. El primero, en general, busca una entrada suplementaria mientras prosigue su formación. Está inserto en un contexto familiar que puede servirle de sostén económico. Y, tal vez, ser diez mil pesista no sea más que una situación pasajera. La segunda depende de su ingreso para sobrevivir y, aunque quisiera aspirar a un trabajo mejor remunerado, su nivel educativo no es suficiente.
Los trabajadores no calificados se subieron más tarde al tren de la recuperación salarial (10,38% en términos interanuales a febrero de 2011). Primero se benefició el personal de alta capacitación, en especial el correspondiente a las áreas industriales y tecnológicas. El otro segmento lo hizo hace dos años. No obstante, su vulnerabilidad, dada principalmente por su nivel educativo, le cambia el sentido a un proverbio bíblico. Ante una eventual inflexión en la economía, estos trabajadores, los últimos en mejorar sus ingresos, serían los primeros en recibir una mala noticia en la fábrica. Neker de la Llana, gerente de servicios profesionales de Manpower Professional, aseguró que “tienen más posibilidades de perder su empleo o de sufrir deterioros en sus condiciones laborales”.
Otro dato que relativiza la bonanza. Al 75% de los trabajadores no le correspondió pagar el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en 2010, según datos de la última campaña de declaración jurada (año 2009). De acuerdo a sus ingresos, el 66% de aquellos no lo pagó por estar por debajo del mínimo no imponible que, en 2009, era de $ 13.608. El ingreso promedio mensual registrado para este segmento era de $ 5.363. A este porcentaje se le sumó el 65,5% de los trabajadores con ingresos inferiores a $ 20.412 (con un ingreso promedio de $ 16.598) pero que realizaban deducciones. Actualmente, el mínimo no imponible es de $ 15.582. Desde el área de Asesoría Económica de la Dirección General de Impositiva se informó que, si bien han aumentado los salarios, no se espera una variación significativa en la cantidad de trabajadores que no aporta por IRPF para la campaña 2010 (en curso) por tratarse de un “rasgo estructural”.
Quiénes son
Los diezmilpesistas y los pobres, separados por una línea estadísticamente arbitraria, comparten varias características: prima la jefatura femenina, son hogares más numerosos que la media, su inserción en el mercado laboral es precaria, mal remunerada, o inestable, y no completaron la educación media. De acuerdo a los datos del Instituto Cuesta Duarte, casi la mitad de los diezmilpesistas son mujeres y casi cuatro de cada cinco son menores de 25 años.
Un poco más de la mitad de los diezmilpesistas uruguayos trabaja en las áreas del comercio, restaurantes y hoteles y servicios. Sigue la industria manufacturera, el sector rural y la construcción.
Respecto a la seguridad social, alrededor del 75% es informal. “Por eso sigue siendo uno de los grandes problemas que hay en el mercado de trabajo porque hace a la calidad del empleo”, manifestó Bai. Los trabajadores más vulnerables tienen más dificultad para combatir la inflación si son informales, puesto que sus salarios no se ajustan por Índice de Precios al Consumo (IPC). A la vez, no cuentan con cobertura de salud y, como no les corresponde seguro de paro, una crisis los agarra con una mano adelante y otra atrás.
Formales o informales, para Amarante la inflación es peligrosa, debido a que los trabajadores de menores ingresos destinan una mayor parte de su ingreso, en términos proporcionales, al consumo, sobre todo de alimentos. “A veces todo su ingreso”, puntualizó. Por lo tanto, “ante cualquier variación en el ciclo económico, que como sabemos es común en las economías como la nuestra, puede hacerlos caer en situación de pobreza o incluso indigencia”, comentó. Para los diezmilpesistas formales, Bai sostuvo que se debe continuar aumentando los mínimos de cada categoría como se hizo en la última ronda de Consejos de Salarios.
Por ejemplo, el salario base del sector de los supermercados, ejemplo de los salarios más sumergidos, pasó de $ 5.200 a $ 8.800 más un presentismo de $ 800. Con este ajuste, Favio Riverón, representante de la Federación Uruguaya de Empleados del Comercio y Servicios (Fuecys), dijo que el 30% del personal de supermercados quedó por debajo de los $ 10 mil mensuales, 5.340 trabajadores. “Es lo que cobra una cajera o un reponedor; los oficios cobran más porque, si no, no se consigue gente”, explicó. Riverón agregó que la categoría de diezmilpesistas comprende a casi todo el personal de minimercados, telemarketers y peluquerías, para los que el salario promedio es de $ 7.500.
Por categorías ocupacionales, 533.500 diezmilpesistas son asalariados privados y otros 218 mil son cuentapropistas. Este trastorno económico es mínimo entre los asalariados públicos: solo 42 mil trabajadores, entre los que se incluye a los soldados.
Prevención educativa
El bajo nivel educativo figura en el currículo de los diezmilpesistas. La investigación del Instituto Cuesta Duarte a la que tuvo acceso El Observador muestra que 654 mil diezmilpesistas, es decir, 8 de cada 10, no completaron los estudios secundarios. La presencia de universitarios en el conjunto es ínfima: 8%. Por tal motivo, Scagliola afirmó que la universalización de la educación media es una garantía para “blindar” a este grupo frente a los avatares económicos. Y, según Federico Muttoni, gerente de Advice, frente a los inevitables cambios del mercado laboral. “Para el año 2020 las reglas del contrato entre empleador y empleado deberán ser reescritas. Debemos preparar a aquellos que están en situación de fragilidad laboral”, declaró.
La prevención estaría dada por énfasis en idiomas, manejo de tecnología, contenidos técnicos “según las necesidades estructurales del país”, matemática, contenidos vinculados a la ecología y el desarrollo sustentable y “disposición” al servicio. “El Estado debería invertir de manera enfocada sus recursos, privilegiando este tipo de educación”, añadió Muttoni. Pero muy pocos tienen acceso a capacitación.
Según Neker de la Llana, de Manpower, el mercado da señas de presión sobre los segmentos de calificación baja debido a la escasez de trabajadores disponibles con un desempleo en mínimos históricos, al tiempo que, para mantener el crecimiento económico, se orienta a la absorción de personal calificado.
“Frente a un shock económico, estas personas con poca acumulación de capital humano, probablemente, caen en situación de pobreza”, dijo Verónica Amarante, investigadora del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República.
En el límite
El grupo de los diezmilpesistas está conformado por 813 mil trabajadores, según cálculos proporcionados a El Observador por el economista Hugo Bai, integrante del Instituto Cuesta Duarte. Son aquellos que cobran $ 10 mil líquidos o menos por mes de acuerdo al salario valor hora. “Es gente que está muy cerca de la frontera. Ante un cambio de las condiciones es, hoy por hoy, la población más vulnerable”, señaló Bai. Esa frontera no es más que la línea de pobreza establecida por el INE en $ 7.123,84 para Montevideo y $ 4.818,94 para el resto del país urbano. Estadísticamente no son pobres, pero apenas les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
“Vulnerables a la pobreza” es el término que maneja el director de Políticas Sociales del Ministerio de Desarrollo (Mides), Andrés Scagliola, para identificar a quienes están en el segundo o tercer decil de ingreso –el 86% de los diezmilpesistas se concentra en esos sectores bajos– y que hacia 2003 formaban parte de los casi 30% de hogares pobres que levantaron cabeza al mismo tiempo que lo hizo el empleo y el salario mínimo nacional ($ 6.000 en el presente). Sin embargo, pueden haber salido de la pobreza por una puerta giratoria que amenaza conducirlos al mismo lado. “No tienen la vida resuelta por haber pasado la línea de pobreza”, asentó.
El universo de los diezmilpesistas comprende distintas realidades: desde el estudiante universitario en su primera experiencia laboral que cobra $ 7.300 por seis horas en un call center, hasta una jefa de hogar que cobra $ 7.500 por ser cajera en un supermercado con solo un día libre y sin feriados. Viven riesgos diferentes. El primero, en general, busca una entrada suplementaria mientras prosigue su formación. Está inserto en un contexto familiar que puede servirle de sostén económico. Y, tal vez, ser diez mil pesista no sea más que una situación pasajera. La segunda depende de su ingreso para sobrevivir y, aunque quisiera aspirar a un trabajo mejor remunerado, su nivel educativo no es suficiente.
Los trabajadores no calificados se subieron más tarde al tren de la recuperación salarial (10,38% en términos interanuales a febrero de 2011). Primero se benefició el personal de alta capacitación, en especial el correspondiente a las áreas industriales y tecnológicas. El otro segmento lo hizo hace dos años. No obstante, su vulnerabilidad, dada principalmente por su nivel educativo, le cambia el sentido a un proverbio bíblico. Ante una eventual inflexión en la economía, estos trabajadores, los últimos en mejorar sus ingresos, serían los primeros en recibir una mala noticia en la fábrica. Neker de la Llana, gerente de servicios profesionales de Manpower Professional, aseguró que “tienen más posibilidades de perder su empleo o de sufrir deterioros en sus condiciones laborales”.
Otro dato que relativiza la bonanza. Al 75% de los trabajadores no le correspondió pagar el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en 2010, según datos de la última campaña de declaración jurada (año 2009). De acuerdo a sus ingresos, el 66% de aquellos no lo pagó por estar por debajo del mínimo no imponible que, en 2009, era de $ 13.608. El ingreso promedio mensual registrado para este segmento era de $ 5.363. A este porcentaje se le sumó el 65,5% de los trabajadores con ingresos inferiores a $ 20.412 (con un ingreso promedio de $ 16.598) pero que realizaban deducciones. Actualmente, el mínimo no imponible es de $ 15.582. Desde el área de Asesoría Económica de la Dirección General de Impositiva se informó que, si bien han aumentado los salarios, no se espera una variación significativa en la cantidad de trabajadores que no aporta por IRPF para la campaña 2010 (en curso) por tratarse de un “rasgo estructural”.
Quiénes son
Los diezmilpesistas y los pobres, separados por una línea estadísticamente arbitraria, comparten varias características: prima la jefatura femenina, son hogares más numerosos que la media, su inserción en el mercado laboral es precaria, mal remunerada, o inestable, y no completaron la educación media. De acuerdo a los datos del Instituto Cuesta Duarte, casi la mitad de los diezmilpesistas son mujeres y casi cuatro de cada cinco son menores de 25 años.
Un poco más de la mitad de los diezmilpesistas uruguayos trabaja en las áreas del comercio, restaurantes y hoteles y servicios. Sigue la industria manufacturera, el sector rural y la construcción.
Respecto a la seguridad social, alrededor del 75% es informal. “Por eso sigue siendo uno de los grandes problemas que hay en el mercado de trabajo porque hace a la calidad del empleo”, manifestó Bai. Los trabajadores más vulnerables tienen más dificultad para combatir la inflación si son informales, puesto que sus salarios no se ajustan por Índice de Precios al Consumo (IPC). A la vez, no cuentan con cobertura de salud y, como no les corresponde seguro de paro, una crisis los agarra con una mano adelante y otra atrás.
Formales o informales, para Amarante la inflación es peligrosa, debido a que los trabajadores de menores ingresos destinan una mayor parte de su ingreso, en términos proporcionales, al consumo, sobre todo de alimentos. “A veces todo su ingreso”, puntualizó. Por lo tanto, “ante cualquier variación en el ciclo económico, que como sabemos es común en las economías como la nuestra, puede hacerlos caer en situación de pobreza o incluso indigencia”, comentó. Para los diezmilpesistas formales, Bai sostuvo que se debe continuar aumentando los mínimos de cada categoría como se hizo en la última ronda de Consejos de Salarios.
Por ejemplo, el salario base del sector de los supermercados, ejemplo de los salarios más sumergidos, pasó de $ 5.200 a $ 8.800 más un presentismo de $ 800. Con este ajuste, Favio Riverón, representante de la Federación Uruguaya de Empleados del Comercio y Servicios (Fuecys), dijo que el 30% del personal de supermercados quedó por debajo de los $ 10 mil mensuales, 5.340 trabajadores. “Es lo que cobra una cajera o un reponedor; los oficios cobran más porque, si no, no se consigue gente”, explicó. Riverón agregó que la categoría de diezmilpesistas comprende a casi todo el personal de minimercados, telemarketers y peluquerías, para los que el salario promedio es de $ 7.500.
Por categorías ocupacionales, 533.500 diezmilpesistas son asalariados privados y otros 218 mil son cuentapropistas. Este trastorno económico es mínimo entre los asalariados públicos: solo 42 mil trabajadores, entre los que se incluye a los soldados.
Prevención educativa
El bajo nivel educativo figura en el currículo de los diezmilpesistas. La investigación del Instituto Cuesta Duarte a la que tuvo acceso El Observador muestra que 654 mil diezmilpesistas, es decir, 8 de cada 10, no completaron los estudios secundarios. La presencia de universitarios en el conjunto es ínfima: 8%. Por tal motivo, Scagliola afirmó que la universalización de la educación media es una garantía para “blindar” a este grupo frente a los avatares económicos. Y, según Federico Muttoni, gerente de Advice, frente a los inevitables cambios del mercado laboral. “Para el año 2020 las reglas del contrato entre empleador y empleado deberán ser reescritas. Debemos preparar a aquellos que están en situación de fragilidad laboral”, declaró.
La prevención estaría dada por énfasis en idiomas, manejo de tecnología, contenidos técnicos “según las necesidades estructurales del país”, matemática, contenidos vinculados a la ecología y el desarrollo sustentable y “disposición” al servicio. “El Estado debería invertir de manera enfocada sus recursos, privilegiando este tipo de educación”, añadió Muttoni. Pero muy pocos tienen acceso a capacitación.
Según Neker de la Llana, de Manpower, el mercado da señas de presión sobre los segmentos de calificación baja debido a la escasez de trabajadores disponibles con un desempleo en mínimos históricos, al tiempo que, para mantener el crecimiento económico, se orienta a la absorción de personal calificado.
Fuente: Observa