No se sabe qué es lo peor de lo que está pasando con el ex presidente Tabaré Vázquez.
No queda claro si lo peor es que haya renunciado a la actividad política pública para que la dirigencia frenteamplista lo vaya a buscar luego con la cola entre las patas, como ya sucedió en 1997 y 1998. Porque quedó más o menos claro que ésa es su intención y todos se hacen los sotas.
No queda claro si lo peor es que haya revelado ante un grupo de liceales una acción de su gobierno que se remonta a 2006 y que era ignorada por quien entonces era su ministro de Ganadería, líder del sector mayoritario del Frente Amplio, y hoy preside el país, por su ministro de Economía y actual vicepresidente, por su subsecretario de Defensa y por gran parte de su gabinete.
No queda claro si lo peor es que haya convertido a estudiantes en fumadores pasivos de la idea de una guerra entre pueblos hermanos. Que banalice el más supremo acto de violencia delante de muchachos y muchachas a quienes es preciso educar en una cultura de paz.
No queda claro si lo peor es que Vázquez, como vive en una nube de periodistas, sepa que cualquier declaración suya tendrá repercusiones y, sin embargo, hablara de una posible guerra entre Uruguay y Argentina como si se tratara de un día de pesca.
No queda claro si lo peor es que este terrible bicho político sea (o debiera ser) muy consciente de que con dichos como estos apela a la veta más patriotera, machista e irracional de los uruguayos, la que induce a miles a festejar cada pelotudez de Jorge Rial y Marcelo Tinelli y, al mismo tiempo, a echar a los asambleístas de Gualeguaychú a palos de la plaza Independencia porque son argentinos, están contra la instalación de una planta de celulosa y creen que Carlos Gardel nació en Toulouse.
No queda claro si lo peor es que con esa operación sin anestesia Vázquez pueda haber ganado unos cuantos votos patrioteros, machistas e irracionales.
No queda claro si lo peor es que haya obligado a tres millones y pico de uruguayos a pensar en una posible guerra con Argentina.
No queda claro si lo peor es que, haya sido por sacarse las ganas o por cálculo, puso en duda la continuidad de la política de acercamiento entre dos países vecinos y hermanos, una política que le dio al gobierno de José Mujica uno de sus principales logros.
No queda claro si lo peor es que Vázquez oscurezca tratando de aclarar.
No queda claro si lo peor es que se haya pronunciado contra el “striptease mediático” que despelota a la dirigencia frenteamplista, y que pocas semanas después aparezca desnudo frente a la ciudadanía.
No queda claro si lo peor de lo que pasó esta semana fue la piña que le pegó Vázquez a su propia fuerza política, que bastante groggy está quedando en sus intentos de gobernar.
No queda claro si lo peor es que un ex presidente y médico oncólogo acostumbrado a dar malas noticias satinándolas de esperanza se mande semejante tropezón y después pida disculpas.
No queda claro si lo peor es el mal gusto de haber dicho lo que dijo cuando faltan dos semanas para que se cumpla el primer aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner, el presidente argentino con quien se enfrentó durante su mandato.
No queda claro si lo peor es que Vázquez haya leído el “abrazo” de Kirchner a los piqueteros como un argumento para abrazar al monstruoso George W Bush.
No queda claro si lo peor es que a Néstor Kirchner, que debe estar rankeando entre los tres, cuatro o cinco mejores presidentes de la historia de Argentina, se lo contemple en esta película como si fuera Saddam Hussein, Osama bin Laden o el mulá Omar.
No queda claro si lo peor es que, con sus réplicas, figuras como el senador colorado Pedro Bordaberry, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, y los asambleístas de Gualeguaychú hayan quedado como gente bastante sensata.
No queda claro si lo peor es que dirigentes de la fuerza política gobernante consideren que alentar un choque violento entre países es una “anécedota escolar”.
Pero peor, mucho peor que todo ésto es que Vázquez se haya imaginado siquiera en una alianza con uno de los peores criminales de la historia del planeta para hacerle la guerra a Argentina. Lo que sí queda claro es que no le estaba pidiendo a la maestra que lo defendiera ante un compañerito prepotente, sino buscando la protección del mafioso del barrio.
Peor, mucho peor que todo esto es que Uruguay se haya arriesgado a tener como presidente, sin darse cuenta, a un líder para quien la mejor política internacional de un país pequeño no es la promoción de la paz sino deberle favores bélicos, virtuales o reales, a un gobierno que disfrutaba invadiendo naciones y violando los derechos humanos.
Pero mucho peor, muchísimo peor que todo esto es que durante su presidencia haya propuesto el “nunca más hermanos contra hermanos” y que, a pesar de que permitió avanzar a la Justicia, la subordinó a su despacho al no promover la anulación o desactivación o pulverización histórica de la impunidad.
Por no hablar del veto a la despenalización del aborto.
Fuente:
La Diaria
Sin Vázquez a Astori le Puede Llegar la Oportunidad.
“Danilo Astori es un candidato natural. Siempre fue así", dijo ayer a Ultimas Noticias el senador Luis Gallo (AU). Si bien insistió en que su sector no promueve ninguna candidatura, explicó que no hay que "dramatizar" el anuncio de alejamiento por parte de Vázquez, porque eso significa poner "la carreta delante de los bueyes".
Consultado sobre si Astori debería tener un rol protagónico en caso de que el ex mandatario no vuelva a presentarse, el senador Carlos Baráibar respondió a Ultimas Noticias que "no cabe la menor duda de que Astori puede cumplir un papel fundamental y ya lo está cumpliendo en este momento en calidad de presidente". Baráibar informó además que en breve Astori comenzará una gira por el interior para defender los logros del actual gobierno.
El sector de Astori concuerda con la visión del presidente José Mujica, quien opinó ayer desde Alemania que "no hay ninguna tragedia" si Vázquez se retira de la política. A su entender, los "nombres van a pasar" pero si la causa es válida, el Frente Amplio (FA) "va a crear y poner en la cancha a los hombres que precise". En la misma línea, los astoristas consideran que es "responsabilidad" de la fuerza política trabajar en la creación de nuevos líderes.
"La responsabilidad de una fuerza política también es formar candidatos", expresó Gallo. El senador dijo que estaba de acuerdo con Mujica que "dramatizar con respecto a las probabilidades electorales para dentro de tres años" es adelantarse "demasiado". Otras fuentes del sector indicaron a Ultimas Noticias que Astori es "una de las figuras más fuertes y con más trayectoria dentro de la coalición", por lo que es "claro" que se lo debe tener en cuenta.
Al respecto, Baráibar recordó que "más de una vez el FA no pudo contar con las figuras más destacadas". Recordó que incluso la candidatura de Vázquez a la Intendencia de Montevideo en el año 1989 "fue para cubrir una situación crítica del FA en ese momento" porque otros políticos a quienes se les había ofrecido la candidatura no habían aceptado. Se le ofreció a Vázquez un puesto que "a priori" tenía pocas posibilidades de éxito. Baráibar remarcó que la fuerza política tiene ahora "muchos escenarios para generar nuevos liderazgos", por ejemplo, el Parlamento, las intendencias y los ámbitos ministeriales, e indicó que el proceso de generación de líderes "no hay que forzarlo ni evitarlo".
El Consejo Político Nacional de AU analizará hoy de noche el pronunciamiento de Vázquez, que algunos legisladores entienden definitivo y otros no se animan a calificar. Gallo opinó que la decisión del ex mandatario puede ser "irreversible" porque es "un hombre de convicciones". Sin embargo, aclaró que es "difícil interpretar lo que quiso decir" por lo que se deberá esperar a la reunión del ex presidente con el FA para conocer qué alcance tiene la expresión "abandonar la actividad política pública". Aclaró que, en definitiva, "nunca" dijo formalmente que fuera a ser el candidato.
Sobre la posibilidad del retorno de Vázquez, aventuró que "lo más aconsejable es dejarlo tranquilo, el tiempo es un buen consejero para examinar hechos que a veces irrumpen en la opinión pública en forma imprevista".
Fuentes del Partido Comunista y del Movimiento de Participación Popular (MPP) coincidieron en la necesidad que tiene el FA de generar nuevos liderazgos, que se ve potenciada por el anuncio de Vázquez.
Mesa Política enfrentada por la polémica
La Mesa Política del Frente Amplio (FA) ratificó ayer en forma unánime la declaración emitida por el Secretariado Ejecutivo el jueves pasado que decidió pedirle a Tabaré Vázquez una reunión para intentarlo convencer de que retorne a la actividad política pública. Sin embargo, hubo un enfrentamiento entre los sectores mayoritarios y los sectores sin representación parlamentaria, que exigieron que Vázquez asistiera en forma inmediata para explicar sus dichos en el colegio Monte VI la semana pasada, cuando afirmó que consideró la posibilidad de un conflicto armado con Argentina y le pidió ayuda al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, por si se concretaba. Los sectores mayoritarios impusieron su visión: que era necesario darle tiempo al ex mandatario y que asistiera cuando le pareciera más conveniente. De todas maneras, se desaprobaron los dichos del ex mandatario y algunos insistieron en que Vázquez "no debería tener problema" en ir a la Mesa.
El organismo también recibió al ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, por temas de su cartera.
PS critica al MPP
Durante la reunión del Comité Ejecutivo del Partido Socialista (PS) ayer algunos dirigentes criticaron la actitud del Movimiento de la Participación Popular (MPP), que la semana pasada rechazó los dichos de Tabaré Vázquez respecto a un posible conflicto armado con Argentina por la instalación de la planta de celulosa Botnia. Según explicaron a Ultimas Noticias fuentes del sector, en el PS hay seguridad de que el mandatario volverá a la actividad pública y que será el candidato del Frente Amplio (FA) para las elecciones de 2014. La expectativa de que Vázquez regrese es compartida por la Vertiente Artiguista.
Tabaré Vazquez: El Pez por la Boca Muere.
Por Rubén Fernández Paz.
En los últimos días el expresidente uruguayo Tabaré Vázquez se ganó no solo el título de personaje de la semana, sino también el curioso honor de ser el único presidente argentino o uruguayo que en más de dos siglos de historia pensó en llevar a la guerra a la Argentina y Uruguay, dos países que nacieron y permanecen hermanados.
La confesión sorprendió a todos. Fue el lunes pasado, en una visita que el expresidente realizó a un colegio secundario de Montevideo. Allí, frente a cámaras de televisión que él no había visto, se despachó. Dijo que durante el conflicto con Argentina por la pastera UPM (ex-Botnia) existió la posibilidad de que hubiera un conflicto bélico. E incluso fue más allá y relató que dialogó con el expresidente norteamericano George W. Bush para pedirle su apoyo a un eventual ataque. Cuando los medios de comunicación uruguayos escucharon esto le cayeron como abejas a la miel y, ante el acoso de los micrófonos, agregó: “Ahora todos se sorprenden y se rasgan las vestiduras y parece que se olvidan que por el conflicto de Botnia sacamos el Ejército a la calle”. De este lado del Río de la Plata las palabras de Vázquez cayeron como un baldazo de agua fría. Si bien la escalada en el absurdo conflicto promovido por un radicalizado grupo de vecinos de Gualeguaychú alcanzó por momentos altos niveles de tensión, en la Casa Rosada jamás se llegó a pensar ni remotamente en una salida bélica. Primero Néstor Kirchner y luego su esposa, la presidenta Cristina Fernández, apostaron siempre a la política como forma de salida de la crisis. Hay que aclarar: los Kirchner apelaron a una política de corto plazo, especulativa y mezquina, que renegaba de la diplomacia y que apostaba a obtener resultados en el frente interno más que a solucionar el conflicto binacional; pero en definitiva se apostó siempre por la política y no por las armas.
Los antecedentes
Con esta última revelación, resulta claro que la dirigencia uruguaya tiene una muy pobre valoración no sólo de la clase dirigente, sino también del pueblo argentino. El predecesor de Tabaré Vázquez, Jorge Batlle, todavía es recordado por afirmar frente a una cámara de televisión que creía apagada que “los argentinos son una manga de ladrones, del primero al último”. De nada sirvieron sus disculpas públicas y su ingenua referencia a que su madre también era argentina. Su falta de respeto marcó a fuego las relaciones entre ambos países hasta el final de su mandato.
Pero antes que Batlle, Luis Alberto Lacalle, que fue presidente de Uruguay entre 1990 y 1995, ya había hablado del tema. Haciendo referencia a los orígenes de su país que fue durante siglos la Banda Oriental, parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata- Lacalle reflexionó que “nuestro país nació a pesar de los vecinos, como un acto de voluntad, de deseos de ser algo distinto”.
No es necesario seguir revisando la historia para encontrar agravios a los argentinos. El actual presidente, el extupamaro José Mujica, varias veces se refirió peyorativamente a “la porteñada” que cada verano invade Punta del Este, tildó de “patoteros” a los peronistas, de “nabos a los radicales” y hasta llamó “burros” a los dirigentes del campo argentino.
Preguntas sin respuesta
Pero volviendo al tema de la guerra que no fue, resulta inconcebible que se haya evaluado esa opción a la luz de cómo se sucedieron los hechos. ¿Acaso los militares de Montevideo hubieran atacado por sorpresa a los civiles instalados en el corte de ruta de Gualeguaychú? ¿Lo hubieran hecho solo con el objetivo de restablecer el tránsito sobre el puente internacional, sin esperar una réplica inmediata? ¿Una fuerza de 15.000 hombres como la que tiene el Ejército de Uruguay, hubiera podido responder a los 70.000 soldados profesionales que integran el Ejército Argentino? Si el objetivo era defender la planta de Botnia ¿cómo lo hubieran logrado si esas instalaciones se encuentran a tiro de cañón desde la ribera argentina del río Uruguay?
Cualquier opción que se analice resulta total y absolutamente absurda. Pero, además, Argentina y Uruguay ya habían acudido a la Corte de La Haya para dirimir el conflicto. ¿Qué sentido tenía entonces una acción bélica? Si Montevideo había violado el Tratado del río Uruguay -como finalmente sentenció La Haya- ¿cambiaría ese estatus apelando a las armas como mecanismo de disuasión? Todas las respuestas son negativas. Quizá la confesión de Tabaré Vázquez sea en realidad un reconocimiento de la impotencia que le provocaba a su Gobierno la forma en la que su par Néstor Kirchner manejó el conflicto. Las idas y vueltas, los permanentes cambios de escenario y la irresponsabilidad que caracterizaron el manejo de la diplomacia no solo desconcertaban a Tabaré, sino también a los argentinos. Pero mientras en el país esas acciones eran toleradas, al otro lado del río eran interpretadas como verdaderas provocaciones. Así lo revela parte del relato que hizo frente a los estudiantes cuando contó cómo fue que llegó a pensar en la guerra. Allí recordó que entre los asambleístas de Gualeguaychú de aquella época “había una señora que dijo que iba a venir con una bomba a atarse para volar Botnia”. Y también cuestionó: “¿Qué pasaba con las demostraciones del Ejército Argentino, del otro lado, frente a Paysandú, que nunca hicieron?”.
Contó entonces: “Me reuní con los tres comandantes en jefe y les planteé el escenario, y me dijeron: "Bueno... podemos hacer una lucha de guerrilla'”, agregó. Y relató que “el comandante en jefe de la Fuerza Aérea me dijo: "Tenemos cinco aviones y combustible para 24 horas; si salen nuestros cinco aviones no vuelve ninguno'. Estábamos en un estado de indefensión”, aseguró Tabaré.
Curiosamente, la política le dio a Tabaré una oportunidad de tomarse revancha de las desventuras que padeció en su relación con Néstor Kirchner. Fue a fines de 2008, cuando el nombre del santacruceño, que acababa de entregar la Presidencia a su esposa, comenzó a sonar como el líder natural de la recién nacida UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas). Incluso se creó el cargo de secretario general de la organización, pensando que fuera ocupado Kirchner. En aquella oportunidad, y en un gesto muy poco diplomático, Vázquez dijo públicamente que mientras estuviera a su alcance iba a bloquear esa designación, lo que hizo hasta el final de su mandato.
El hecho de admitir que consideró usar las armas contra Argentina le está costando muy caro a Tabaré Vázquez. Mientras hasta hace unos pocos días su nombre aparecía en las encuestas como la primera opción para reemplazar al actual presidente José Mujica, desde el lunes su suerte ha cambiado. Tanto en su partido -el Frente Amplio- como en la oposición, dirigentes de todos los niveles lo atacan y cuestionan su criterio. Uno de los líderes de la oposición, el senador nacionalista Jorge Larrañaga, escribió en su cuenta de Twitter: “Lo del Dr.Vázquez es increíble. Le pidió ayuda a EEUU! A Bush! A los gringos!, ante un eventual conflicto con Argentina”. Molesto con la situación, el polémico expresidente anunció su alejamiento de la vida política y su renuncia a cualquier candidatura. Y hasta ahora los esfuerzos por convencerlo de lo contrario han caído en saco roto. De este lado del río, el Gobierno nacional guardó silencio a lo largo de toda la polémica. Aunque por lo bajo se escuchó a algún viejo dirigente kirchnerista sentenciar: el pez, por la boca muere...